El 2 de octubre la ciudadanía brasileña saldrá a las urnas. En esta ocasión, se renovarán más de 1500 cargos: la presidencia, la vicepresidencia, 513 diputaciones federales, 27 senadurías, 26 gubernaturas, 1 distrito federal y 1059 diputaciones distritales.
La elección que ha tenido mayor atención sin duda es la presidencial, la cual no solo será compleja por la gran polarización que han generado las campañas, sino que también la competencia ha sido cerrada. Brasil es un país que prevé la posibilidad de tener una segunda vuelta -ballotage- en caso de ninguna candidatura obtenga el 50% +1 de los votos. En caso de ser necesario, la segunda vuelta se llevaría a cabo el 30 de octubre.
Organización administrativa
Brasil es una República federativa con un sistema presidencialista. El poder se divide en: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Autoridad electoral
La organización de las elecciones corresponde al Tribunal Superior Electoral -que pertenece al Poder Judicial-, órgano garante de la democracia, que a su vez cuenta con la ayuda de los Tribunales Regionales (TRE) y las Juntas Electorales (JE). El TSE cumple con dos funciones: jurisdiccional y administrativa, y ejerce su jurisdicción en todo el país mientras los TRE ejercen sus funciones en sus respectivos estados. Por otro lado, las juntas electorales tienen jurisdicción en sus respectivas zonas electorales.
¿Cómo se integra el TSE?
Urna electrónica y sistema de votación
El voto en Brasil es obligatorio y comenzó a ejercerse de manera electrónica en las elecciones municipales de 1996; se implementó así, entre otras cosas, por el alto índice de analfabetismo, situación que causaba confusión al momento de contabilizar los votos. La urna electrónica es un dispositivo en el que el elector únicamente tiene que teclear el código correspondiente a la candidatura de su preferencia, posterior a ello, en la pantalla de la urna aparecerán los datos de la o el candidato, si la información es correcta, el elector pulsará el botón verde (“Confirmar”).
Si algún ciudadano o ciudadana decide no acudir a votar se hará acreedor a una multa equivalente a 70 centavos de dólar y se verán reducidos sus derechos político-electorales. Además, no podrá obtener pasaporte, ni cédula de identidad, tampoco podrá conseguir un préstamo de un banco público, ni inscribirse a un concurso para un cargo en la función pública.
Financiamiento de las campañas políticas
El régimen de financiamiento tiene dos modalidades: ingresos propios o privados y recursos públicos. Existe una prohibición expresa: los partidos no pueden recibir aportaciones por parte de gobiernos extranjeros, ni de organizaciones sindicales. En cuanto al financiamiento público, existen dos fuentes: El fondo especial de asistencia financiera a los partidos políticos (Fondo partidario) y el Fondo especial de financiamiento de campaña (fondo electoral). El fondo partidario se destina al pago de agua, luz, rentas, pasajes de las candidaturas, dietas, etc. Ese fondo tiene origen de las multas a las que son acreedores los partidos políticos; este año se distribuyeron 872 millones a los partidos. Por otra parte, el Fondo Electoral se destina a las actividades de campaña; el monto total asciende a más de 4,900 millones de reales (alrededor de 918 millones USD).
La jornada electoral
En un horario de 8:00 a 17:00 horas, 156 millones de ciudadanas y ciudadanos saldrán a votar en las elecciones generales; de ese total 52% son mujeres y el restante 48%, son hombres. Se pondrán a disposición de las y los brasileños un total de 577,000 urnas electrónicas, distribuidas en los más de 5,500 municipios. Los resultados se anunciarán pocas horas después de culminada la votación y se contabilizarán en tiempo real todo el día de la jornada en la página oficial del TSE.
Contexto político
En la contienda presidencial participan más de 10 candidaturas, la competencia esta entre el actual presidente Jair Messias Bolsonaro del Partido Liberal que busca la reelección, y quien es polémico por su radicalismo de derecha. Particularmente en este proceso electoral ha atacado y descalificado al sistema electoral, al grado de acusarlo de tratar de orquestar un fraude. Su rival principal es el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva del Partido de los Trabajadores), quien ya ocupó la presidencia en dos ocasiones y que en la elección anterior no pudo participar por estar preso, aunque luego la justicia anulara, por fallas procesales, todas las condenas en su contra. Lula tiene claroscuros durante sus dos mandatos anteriores, sus políticas que tendencia izquierdista fueron tanto positivas para el desarrollo de Brasil, como polémicas por la enorme corrupción que se generó.
La campaña electoral se ha llevado a cabo en un ambiente de tensión y violencia. En los primeros días de julio el tesorero del Partido de los Trabajadores (PT), Marcelo Arruda, fue asesinado a tiros por un seguidor del presidente Jair Bolsonaro.
En los últimos meses Bolsonaro ha desacreditado el sistema electoral del país, cuestionando la certeza y la seguridad que ofrece la urna electrónica, además de atacar a los ministros del Tribunal Superior Electoral. Estos ataques a la autoridad electoral han ido acompañados de mensajes incitadores para que sus seguidores se armen y defiendan al país de un posible fraude.
Aunque la carrera por la presidencia se centra en los 2 candidatos antes mencionados, hay un tercer candidato que según las encuestas recoge alrededor del 10% de la intención de voto: Ciro Gomes militante del Partido Democrático Laboralista (PDL); en caso de haber una segunda vuelta, sus votantes podrían inclinarse por Lula da Silva.
Además de los 3 candidatos anteriores, hay 8 candidaturas más que se disputan la presidencia: Simone Tebet (Movimiento Democrático Brasileño), de centroderecha; Vera Lúcia Salgado (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado) segunda vez que compite por el cargo a la presidencia. Soraya Thronicke (Unión Brasil). Felipe D´ Ávila, de pensamiento liberal, es la primera vez que se postula a un cargo público. José Marya Eymael (Democracia Cristiana), es la sexta vez que contiende por la presidencia. Léonardo Péricles (Unidad Popular) ingresó a la política gracias a movimientos estudiantiles. Sofía Manzano (Partido Comunista Brasileño) y Roberto Jefferson (Partido Laboralista Brasileño).
La moneda está en el aire y en el tintero quedan una serie de preguntas que solo podrá responder el desarrollo y desenlace del proceso electoral. Hasta ahora y desde que ha existido la democracia en Brasil, las elecciones se han realizado en paz y con respeto a las instituciones y al voto de la ciudadanía. Esperemos que las cosas sigan por este camino.
Fechas clave
Resultados primera vuelta:
Las elecciones del 2 de octubre registraron 120,288,735 sufragios emitidos, de los cuales 114.980.574 fueron válidos, 3.390.733 nulos y 1.925.478 en blanco. Sin embargo, ninguna candidatura logró el triunfo en la primera vuelta, el ex presidente Luiz Inacio Da Silva consiguió el 47.85% de los votos, frente al 43.70% del presidente Jair Bolsonaro, quien obtuvo un porcentaje mayor al previsto en las encuestas.
Las reglas electorales de Brasil establecen que si ninguna candidatura obtiene más del 50% de los votos, deberán competir los perfiles más votados en una segunda vuelta. Esta se celebrará el 30 de octubre.
Estos resultados dejaron en evidencia la fuerza del bolsonarismo, convirtiéndolo en la primera fuerza en el legislativo, con una bancada de 14 escaños de los 27 que estaban en juego en el Senado y 100 de los 513 en la Cámara de los Diputados. El oficialismo se ha convertido en la primera fuerza en ambas cámaras.
A nivel estatal se ha reactivado la disputa entre norte y sur. El mapa de votación arroja que Lula se impuso a Bolsonaro en la región norte. Históricamente, desde 1989 cuando se presentó a las primeras elecciones, el norte vota por el Partido de los Trabajadores, esto debido a que es una región con muchas fábricas y con las rentas más bajas del PIB per cápita. Por su parte, Bolsonaro solo ganó en el norte 2 estados Roraima y Acre, regiones que se caracterizan por ser grandes zonas de cultivos y ganaderas. El actual mandatario venció en las ciudades más industrializadas como São Paulo, Brasília (DF), Río de Janeiro y todo el sureste ya que son entidades más conservadoras y con un alto nivel de rentas.
El estado Minas Gerais ha sido un indicador histórico para los analistas. Desde 1989 que volvió la democracia ninguna candidatura presidencial ha llegado al Palacio de Planalto sin ganar esta entidad. En esta primera vuelta el estado fue ganado por Lula, sin embargo, para esta segunda vuelta será uno de los estados que será necesario tener en el radar.
Lo cierto es que si el expresidente Lula se alza con la victoria el 30 de octubre, va a tener que trabajar con un congreso opositor. Si la ganara Bolsonaro, gobernaría de nuevo por 4 años con un congreso mayoritario y una menor oposición que la que tuvo en 2018.